Conocer el carácter de tu hija es fundamental para su desarrollo. En APDE Campoalegre estamos convencidos de que la formación integral de nuestras alumnas es un pilar fundamental para su crecimiento. Por ello, la psicóloga clínica Andrea Carreño, especialista en familia y doctoranda en neurociencias, impartió una enriquecedora conferencia para padres de familia sobre un tema crucial: la importancia de los límites en la educación del carácter y su relación con el autodominio y la felicidad.
La felicidad como meta concreta
La felicidad no es un concepto abstracto, sino una construcción diaria que se logra a través de hábitos, virtudes y relaciones sanas. En este proceso, los padres juegan un rol protagónico: acompañar a nuestros hijos en el desarrollo de su carácter, brindándoles las herramientas necesarias para enfrentar la vida con equilibrio y confianza.
Límites: contención y cuidado
Con frecuencia se asocian con prohibiciones o restricciones, pero Carreño explicó que en realidad los límites son una forma de cuidado y amor. Establecerlos les da a los hijos seguridad, dirección y un marco claro donde puedan crecer con libertad.
Un límite sano no asfixia ni sobreprotege; por el contrario, orienta y guía para que los niños no se pierdan en la incertidumbre y aprendan a tomar decisiones responsables.
Temperamento y carácter
El temperamento es innato, la forma natural en que cada persona reacciona ante los estímulos. El carácter, en cambio, se forma a lo largo de la vida y puede moldearse con la ayuda de los padres y educadores.
Existen cuatro temperamentos predominantes:
- Colérico: orientado a la acción y resultados, con gran capacidad de liderazgo, pero que necesita cultivar la humildad y el dominio de sí mismo.
- Melancólico: reflexivo e idealista, pero con tendencia al pesimismo, que debe ser animado hacia la audacia y la confianza.
- Sanguíneo: entusiasta y sociable, vive el presente con intensidad, aunque requiere trabajar la estabilidad y la perseverancia.
- Flemático: tranquilo y conciliador, pero puede caer en la rutina y la pasividad, por lo que debe impulsarse hacia la grandeza y la autocrítica.
Comprender el temperamento de nuestros hijos permite a los padres acompañarlos mejor, estimulando las virtudes que cada uno necesita para equilibrar sus reacciones y desarrollar un carácter fuerte.
El autodominio como clave
Un concepto esencial que compartió Carreño es el autodominio: la capacidad de controlar los propios impulsos y emociones. Cuando se cultiva desde pequeños, los niños aprenden a reconocer sus límites internos, a diferenciar lo que está bien de lo que no lo está, y a elegir conscientemente sus acciones.
Este autodominio no se logra con listas interminables de consejos o “tips” rápidos, sino con el acompañamiento constante y amoroso de los padres, quienes son los primeros guías y modelos para sus hijos.
La misión de los padres
El reto no es la perfección, sino el compromiso de formar carácter con límites claros, cariño y coherencia.

Estamos seguras de que esta formación es la base para que nuestras alumnas puedan alcanzar la plenitud personal, construir relaciones sólidas y contribuir positivamente a la sociedad guatemalteca.